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Aplicación de microinyecciones de toxina botulínica en frente, entrecejo y patas de gallo. El tratamiento actúa relajando los músculos responsables de las líneas de expresión incipientes, evitando que se acentúen y favoreciendo un aspecto juvenil y armonioso.
Resultados visibles a partir de los 4 días, con suavizado natural de las líneas de expresión y duración de 4 a 6 meses.
Se recomienda evitar masajes, presión directa o fricción sobre la zona tratada durante las primeras horas. No requiere tiempo de recuperación y permite retomar la rutina diaria de forma inmediata.
El tratamiento de prevención de arrugas con toxina botulínica está especialmente indicado para aquellas personas que presentan líneas de expresión incipientes y desean retrasar la aparición de arrugas profundas. Al actuar de manera anticipada, se suavizan las marcas que aparecen por gestos repetitivos y se mantiene la vitalidad del rostro sin afectar la naturalidad de la expresión.
La toxina botulínica se aplica mediante microinyecciones precisas en zonas específicas: frente, entrecejo y patas de gallo. Su efecto principal consiste en relajar temporalmente los músculos responsables de los gestos que generan arrugas, reduciendo la contracción de la piel y suavizando las líneas finas. Este proceso permite que la piel recupere elasticidad y se prevenga la profundización de los surcos, contribuyendo a un rostro más armonioso y descansado.
Además de prevenir arrugas, la toxina botulínica en líneas incipientes ofrece ventajas complementarias:
- Conserva la expresividad natural del rostro, evitando el efecto “congelado”.
- Actúa de manera preventiva, disminuyendo la progresión de surcos en áreas de gesticulación frecuente.
- Proporciona un rejuvenecimiento sutil y progresivo que se mantiene de forma natural a lo largo del tiempo.
- Permite combinarse con otros tratamientos estéticos para potenciar la revitalización del rostro.
La sesión es rápida, indolora y no requiere anestesia. El profesional evalúa el grado de líneas de expresión incipientes y aplica la toxina botulínica de manera estratégica para garantizar uniformidad y naturalidad en el resultado. Cada sesión dura aproximadamente 20 minutos y, gracias a su carácter ambulatorio, el paciente puede retomar inmediatamente sus actividades. Para mantener los efectos, se recomienda un seguimiento periódico y sesiones de mantenimiento según la evolución de la piel y la musculatura facial.
Tras el tratamiento, es recomendable evitar tocar, masajear o presionar la zona tratada durante las primeras horas. También se aconseja abstenerse de realizar ejercicio intenso, exponerse a calor intenso o acostarse durante las primeras 4 horas, con el fin de optimizar la distribución de la toxina. Estos cuidados simples contribuyen a prolongar la efectividad del tratamiento y asegurar un resultado natural y duradero.