A valorar en consulta
En función del diagnóstico
La eliminación de nevus, también conocidos como lunares o lesiones pigmentadas benignas, es un procedimiento dermatológico que permite retirar estas formaciones cutáneas por razones estéticas o médicas. En Clínica Olive, el Dr. Enrico, dermatólogo experto en diagnóstico y cirugía menor, evalúa cada lesión con dermatoscopia para garantizar su naturaleza benigna antes de proceder a su eliminación mediante técnicas seguras como extirpación con bisturí, láser o electrocoagulación. Es un tratamiento sencillo, ambulatorio y seguro, indicado para eliminar nevus, verrugas, fibromas o queratosis seborreicas de forma eficaz y estética.
Según la técnica, puede requerirse cuidado local de la herida, evitar exposición solar y mantener la zona limpia. En algunos casos se aplica una sutura mínima. El Dr. Enrico indicará los cuidados específicos tras el procedimiento. Puede quedar una pequeña marca residual que se atenúa con el tiempo.
Los nevus —popularmente conocidos como lunares— son pequeñas lesiones pigmentadas o elevaciones benignas que pueden aparecer en cualquier zona de la piel. En la mayoría de los casos son inofensivos, aunque en algunas ocasiones pueden cambiar de forma, tamaño o color, lo que requiere una valoración dermatológica especializada. Además, muchos pacientes optan por su eliminación por motivos estéticos o de comodidad, especialmente cuando se localizan en zonas visibles o de roce.
En Clínica Olive, el Dr. Enrico, dermatólogo experto en diagnóstico cutáneo y cirugía menor, realiza un abordaje integral para la eliminación segura, precisa y estética de nevus, combinando la evaluación médica previa con la técnica más adecuada para cada caso.
El objetivo del tratamiento es doble: garantizar la salud cutánea y mejorar el aspecto estético de la piel, siempre bajo control médico y con resultados naturales.
Un nevus es una acumulación localizada de melanocitos, las células responsables de producir la melanina, el pigmento que da color a la piel. Estas agrupaciones pueden originarse desde el nacimiento (nevus congénitos) o desarrollarse con el tiempo (nevus adquiridos), generalmente como consecuencia de factores genéticos, exposición solar o cambios hormonales.
Los nevus pueden ser planos, elevados, pigmentados o del color de la piel, y su número suele aumentar con los años, especialmente en personas con piel clara o con antecedentes familiares.
Aunque la mayoría son benignos, algunos pueden experimentar alteraciones que justifican su evaluación dermatológica inmediata, como el cambio de color, sangrado espontáneo, crecimiento rápido o bordes irregulares.
Antes de eliminar cualquier nevus, es imprescindible confirmar su naturaleza benigna mediante una valoración clínica y dermatoscopia. Esta técnica no invasiva permite al dermatólogo observar la estructura interna de la lesión con gran detalle, diferenciando nevus comunes de lesiones sospechosas como melanomas o queratosis atípicas.
En Clínica Olive, se utilizan sistemas de dermatoscopia digital de alta resolución, que permiten documentar y comparar la evolución de los lunares a lo largo del tiempo. De esta forma, se garantiza la máxima seguridad diagnóstica y se evita eliminar lesiones que requieran estudio histológico o un manejo distinto.
La evaluación previa también permite seleccionar la técnica más apropiada según el tipo, tamaño, localización y profundidad del nevus, optimizando los resultados estéticos y minimizando la posibilidad de cicatriz visible.
En Clínica Olive, el procedimiento se adapta a cada tipo de lesión y zona anatómica. Todas las técnicas son ambulatorias, seguras y con anestesia local, por lo que el paciente puede retomar su rutina habitual el mismo día.
Es la técnica más empleada cuando el nevus es profundo o se requiere análisis histológico. Consiste en retirar completamente la lesión con un pequeño margen de seguridad, para luego cerrar la piel con una sutura fina y estética. El tejido se envía al laboratorio para confirmar su benignidad. Esta opción ofrece resultados definitivos y control médico total, siendo ideal en lunares de mayor tamaño o zonas con relieve.
El láser médico es una alternativa eficaz en nevus planos o ligeramente pigmentados, y en lesiones localizadas en áreas donde se busca un resultado estético sin cicatriz visible. La energía lumínica actúa vaporizando las capas pigmentadas de la piel, sin afectar el tejido sano. Además, mejora la textura cutánea y favorece una recuperación rápida.
Estas técnicas se utilizan para nevus pediculados, fibromas blandos o verrugas. En el caso del shaving, se realiza un afeitado superficial del lunar, mientras que la electrocoagulación aplica una corriente eléctrica que elimina el tejido de forma controlada y coagula al mismo tiempo, minimizando el sangrado. Ambas técnicas son rápidas, seguras y dejan una marca mínima.
Además de la mejora estética evidente, este procedimiento aporta beneficios médicos y de bienestar:
Prevención de irritaciones o heridas recurrentes en lunares sometidos a fricción (por ropa o afeitado).
Eliminación de lesiones de difícil control visual, lo que reduce el riesgo de descuidar cambios evolutivos.
Confirmación diagnóstica mediante biopsia en los casos que lo requieran.
Mejora del aspecto de la piel, especialmente en rostro, cuello, escote o espalda.
Mayor tranquilidad emocional, al saber que la lesión ha sido revisada y tratada por un dermatólogo especializado.
Cada eliminación se realiza siguiendo criterios médicos estrictos, priorizando la seguridad del paciente y el resultado natural.
Tras el procedimiento, el paciente puede reanudar su rutina habitual, aunque se recomienda seguir algunos cuidados básicos para favorecer una correcta cicatrización y evitar complicaciones:
Mantener la zona limpia y seca durante los primeros días.
Aplicar la pomada o desinfectante indicado por el dermatólogo.
Evitar la exposición solar directa sobre la zona tratada hasta su completa cicatrización.
No retirar costras ni manipular la herida.
En caso de sutura, acudir a la retirada de puntos según la indicación médica (entre 7 y 10 días).
La piel suele regenerarse completamente en pocas semanas, y la pequeña marca residual —si aparece— tiende a atenuarse con el tiempo o puede tratarse posteriormente con láser de remodelación cutánea.
Una vez eliminada la lesión, es importante realizar revisiones dermatológicas periódicas, especialmente en pacientes con numerosos lunares, antecedentes familiares de melanoma o piel clara.
En estas revisiones, el dermatólogo examina el resto de los nevus del cuerpo y detecta posibles alteraciones tempranas. La prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales para mantener una piel sana y libre de riesgos.
Además, se recomienda el uso diario de fotoprotección alta (SPF 50+) y evitar la exposición solar prolongada, especialmente en los meses de verano. Estos hábitos ayudan a prevenir la aparición de nuevos nevus y el envejecimiento cutáneo prematuro.
El tratamiento ofrece resultados inmediatos y duraderos, con una piel más uniforme, libre de irregularidades y con un aspecto estético mejorado. En el caso de nevus voluminosos o faciales, el cambio puede ser notable desde la primera semana.
Gracias a la combinación de técnicas médicas de precisión y la experiencia del dermatólogo, los resultados son altamente estéticos, minimizando el riesgo de cicatriz visible y garantizando la eliminación completa de la lesión cuando se requiere.
El procedimiento es seguro, personalizado y con alta satisfacción entre los pacientes, que valoran tanto la mejora estética como la tranquilidad médica que ofrece.