Desde 150€
20min
Se aplican microinyecciones superficiales en zonas específicas del rostro, cuello y escote, adaptando los cócteles de principios activos a las necesidades de cada paciente. Los ingredientes seleccionados actúan de manera directa sobre la dermis superficial, estimulando la regeneración celular, la hidratación profunda y la producción de colágeno.
Tras las sesiones, la piel se percibe más luminosa, tersa y flexible. La textura cutánea mejora, los signos de fatiga se atenúan y el rostro adquiere un aspecto saludable y descansado. Los resultados suelen ser progresivos, apreciándose mayor uniformidad y vitalidad después de varias sesiones.
Puede aparecer un leve enrojecimiento o pequeñas marcas temporales en los puntos de infiltración, que desaparecen en pocas horas. Se recomienda evitar la exposición solar intensa, el uso de exfoliantes agresivos y mantener una rutina de hidratación adecuada durante los días posteriores.
La mesoterapia facial es un recurso versátil y altamente adaptable para quienes buscan revitalizar la piel sin recurrir a procedimientos invasivos. Permite trabajar de manera localizada sobre áreas que requieren hidratación, luminosidad o mejora de la textura, logrando un efecto integral de frescura y bienestar cutáneo.
El tratamiento funciona mediante la introducción de activos directamente en la dermis superficial. Vitaminas como la C y B5, minerales y antioxidantes combaten los radicales libres, estimulan la producción de colágeno y elastina, y refuerzan la barrera cutánea. Esto ayuda a restaurar la firmeza, suavizar líneas finas y mejorar la elasticidad de la piel, además de ofrecer un efecto hidratante inmediato.
Además de la mejora estética, la mesoterapia facial contribuye a la salud de la piel: favorece la oxigenación de los tejidos, potencia la microcirculación y prepara la piel para recibir otros tratamientos de manera más eficaz. Los resultados son sutiles pero acumulativos, otorgando un aspecto descansado y natural que se mantiene con sesiones periódicas de mantenimiento.
Durante la sesión, se limpia la piel y se aplican microinyecciones adaptadas al área y a las necesidades de la persona. La duración suele ser de 15 a 20 minutos, y es un tratamiento ambulatorio, sin necesidad de anestesia ni recuperación prolongada. Se recomienda un ciclo de varias sesiones para conseguir mejoras visibles y mantener los efectos en el tiempo.