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Procedimiento quirúrgico que corrige problemas como juanetes, dedos en garra, hallux valgus, deformidades congénitas o adquiridas, realizando ajustes precisos en huesos, tendones y ligamentos del pie bajo anestesia local o general según el caso.
Alivio del dolor, mejora de la alineación y funcionalidad del pie, recuperación de la movilidad y mayor estabilidad al caminar.
Puede presentarse inflamación, hematomas y dolor moderado durante los primeros días. Se recomienda reposo relativo, uso de calzado postquirúrgico, fisioterapia posterior y seguimiento médico para asegurar la correcta recuperación.
La cirugía podal se enfoca en corregir deformidades y patologías del pie que afectan tanto la estética como la funcionalidad. Estos procedimientos permiten restaurar la alineación correcta de los huesos, tendones y ligamentos, reduciendo dolor y facilitando la movilidad.
Dependiendo del diagnóstico, la cirugía puede abarcar corrección de juanetes (hallux valgus), dedos en garra, deformidades congénitas, traumatismos previos o alteraciones por enfermedades degenerativas. El procedimiento combina técnicas de osteotomía, realineación de tendones y ligamentos y, en algunos casos, la colocación de fijaciones internas temporales para mantener la estructura adecuada.
Los principales beneficios de este tratamiento incluyen:
- Reducción significativa del dolor y la incomodidad al caminar.
- Corrección de la forma y alineación del pie, mejorando la estética y la postura.
- Recuperación de la movilidad y estabilidad, disminuyendo riesgos de caídas o lesiones adicionales.
- Prevención de complicaciones futuras derivadas de deformidades no tratadas.
La cirugía se realiza en quirófano bajo anestesia local o general según el tipo y complejidad de la intervención. Tras la operación, es común experimentar inflamación, hematomas y molestias moderadas que se controlan con medicación y cuidados específicos.
Se recomienda el uso de calzado postquirúrgico, evitar cargar peso sobre el pie afectado y seguir un plan de fisioterapia para recuperar fuerza y flexibilidad. El seguimiento médico es fundamental para asegurar la correcta consolidación ósea y la recuperación funcional.
Los resultados suelen ser visibles tras la fase inicial de recuperación, con disminución del dolor y mejora de la movilidad. Con el cumplimiento de las recomendaciones postoperatorias y sesiones de fisioterapia, los pacientes recuperan la funcionalidad del pie, pueden retomar actividades cotidianas y disfrutan de una mejor calidad de vida.